Alice era la jovencita perfecta.
21 años, bella, educada.
Tímida, callada, bien intencionada.
Una buena chica, inofensiva.
Tranquila pero servicial.
Inexperta pero atenta.
Inútil pero con posibilidades.
Bien cuidada pero moldeable.
Alice lo tenía todo.
Salud, dinero, estudios.
Todos gracias a su padre.
Empresario, multimillonario...
... y ausente en casa.
Alice necesitaba un guía.
Un mentor. Un profesor.
Un guardián. Un amo.
Y lo encontró.
En el mejor amigo de su padre.
Arriesgada perderlo todo.
Su vida de lujo y capricho.
Pero ella NECESITABA un amo.
Y había encontrado al perfecto.
Y haría lo que fuera necesario.
Viktor iba a ser su dueño.
Y si él quería una esclava obediente...
Eso sería Alice. Costara lo que costara.
Aunque costara su mansión.
Y la relación con su padre.
Todo con tal de disfrutar de su cama.
De sus cuidados. De sus castigos.
De su poder. De su guía.
De su furia. De su calma.