¡Al fin, un libro de escalas que fue escrito con los estudiantes, y no con los maestros, en mente!
En Escalas a simple vista Clea Saal, una disléxica a la cual el pentagrama le parecía particularmente frustrante, reemplaza la tediosa tarea de memorizar incontables escalas con un método visual que resulta increíblemente simple, uno que permite reducir la estructura de la escala más compleja a algo que puede ser comprendido por un alumno en su primera clase de música.
Si bien este libro fue escrito con los principiantes en mente, cabe señalar que el sistema que utiliza también les puede proporcionar un alivio inesperado a aquellos estudiantes más experimentados, ya que les permitirá visualizar en forma instantánea todos los modos de cualquier escala, y también les proporcionará una herramienta eficaz que les permitirá comprender la estructura de aquellas escalas ajenas a la música occidental.
A pesar de su brevedad, este libro cubre diversos temas. Parte literalmente de cual es la definición de la palabra 'nota' y llega hasta los sistemas microtonales... y lo hace en una forma que resulta perfectamente accesible para quienes no están familiarizados, o no se sienten del todo cómodos, con la notación musical tradicional. De hecho, con la relativa excepción de un capítulo dedicado a dicha notación, una de las principales características de este libro es precisamente que el pentagrama brilla por su ausencia.
About the Author: Bajo presión Clea Saal ha confesado que nació en este planeta, aunque insiste en que no está del todo segura de si esa habría sido su primera opción si alguien se hubiera tomado la molestia de preguntarle su opinión. Nació a temprana edad en algún lugar del hemisferio sur, aunque sus padres la llevaron al otro lado del ecuador cuando contaba solo con unos pocos años, y ha estado jugando ping-pong ecuatorial desde entonces. Comenzó a escribir cuando tenía alrededor de seis años y, para molestia de muchos, no ha parado. Sobrevivió a doce años de educación básica (okay, trece, repitió uno) y después, ya sea por tradición, masoquismo o locura, fue por más y eventualmente obtuvo el título de Licenciada en Letras Inglesas. El día en que se graduó la mayor parte de los profesores en su facultad literalmente lloraron de alegría.
Dice que ha estado rodeada de libros desde su más tierna infancia. Los vio, los olió, los masticó, los rayoneó, oyó a su mamá leyéndoselos, y algunos años más tarde, comenzó a leerlos ella misma. Dentro de este contexto el convertirse en escritora le pareció simplemente el siguiente paso en una progresión lógica.