Mi vida convulsionada: Siendo un niño pobre y soñador, a través de las drogas logré amasar una enorme fortuna, como narcotraficante internacional obtengo un gran poder y me codeo con capos de la talla de Pablo Escobar, fui vendedor de cocaína a gran escala, en las principales ciudades de Estados Unidos, mis actividades en este mundo de las drogas me convirtieron en uno de los principales objetivos de la agencia norteamericana contra las drogas DEA. Escapando siempre de sus garras, mi vida al margen de la ley es un compendio de los halagos y frustraciones que da el dinero mal habido, con su secuela de muerte, traición, lujos, mujeres bellas, y finalmente las rejas de una prisión que me robaron 18 años, donde soñé con mi libertad. Hoy disfruto legalmente de tan ansiada libertad.Aquí les entrego mi historia, empezando por mi dramática fuga de una prisión federal en Estados Unidos, mis dos reingresos posteriores a esos infiernos y el recuento de mis primeros años en un barrio humilde de mi ciudad, Medellín, además de la forma como me volví un "duro" -como le dicen a los barones de la droga en mi país- lo cual me lleva a conocer un mundo de realidad y fantasía "ilusorios", moviéndome por grandes urbes como Miami, Nueva York, Los Ángeles y los altos estratos de algunos círculos de la sociedad de Connecticut.En estas páginas, narro los hechos tal como sucedieron; hilándolos de la mejor manera, con nada de ficción.Esta es una obra de la vida real, que describe hasta dónde el narcotráfico nos puede llevar, por el afán del dinero y las posesiones Los llevaré por un viaje a través de un mundo ficticio creado por los que manejan la distribución de las drogas. Y quiero enviar un mensaje de esperanza para aquellos que se dejaron seducir por la riqueza. Especialmente es un mensaje para la juventud, que son nuestro tesoro más preciado, ya que en sus manos está el futuro de cualquier nación y la esperanza del mundo. A estos jóvenes que en cualquier momento pueden pensar en dejarse arrastrar por la tentación del dinero fácil -que en verdad no lo es, es un camino lleno de peligros- les mostraré cuál es el verdadero precio por el afán diario de conseguir dinero rápido sin medir las consecuencias, quiero penetrar en sus mentes y hacerles ver que éstas riquezas son falsas y efímeras. Sin tener principios divinos perderán la fe en sí mismos. Con suerte al final siempre terminarán en una fría y tenebrosa cárcel. Digo con suerte, porque así como terminó Pablo Escobar y otros tantos, la mayor parte de las veces se paga con sangre, además del dolor y la vergüenza que sufren tus seres más queridos: tu madre y tu familia. Además de esto, quiero llegar al que consume drogas, la última escala de este tráfico que tanto corrompe y a los países llamados Tercer Mundo y a todos los que se involucran en el comercio de la droga. Esa droga que tú usas con un motivo recreacional -hombre o mujer norteamericano-, y que ahora en forma creciente se expande en América Latina, seguramente dejarías de consumirla si supieras la sangre derramada de inocentes campesinos y ciudadanos del común sólo por esa afición. Tú que proclamas el amor a la humanidad, que luchas por un mundo mejor y los derechos de los animales, no puedes destruir el mundo a costa de un placer pasajero que al final te comerá el cerebro y destruirá tu vida. El día que los consumidores norteamericanos tomen conciencia del daño tan grande que están causando al mundo, fuera de la ruina de su propia existencia, el flagelo del narcotráfico dejará de existir.Por último quiero advertir que este es mi testimonio, sin nada personal contra todas aquellas personas que aquí menciono. Simplemente, aseguró que estas cosas fueron una realidad; mi cruda y triste verdad. J. CardonaEL AUTOR