Understanding and embracing the inner world is no easy task in politics. One obstacle is the existence of concepts that are similar or supposedly equivalent, but which are not. Various attempts along such lines have been made in recent times, such as studies of privacy or emotional intelligence. Much of the same can be said in the field of economic relations, where the boundaries dividing the public from the private are clearly drawn, often following in the footsteps of the law. And yet, in reality, the silent intelligence of the inner world is a precious ability, a human asset developed over the course of our lives. It changes gradually, much like any other vital capacity: breathing, memory, sound judgment or a talent for the arts. The inner world refers to that silent capacity (much like the intelligence with which we recognize the world, that measured by psycho-technical tests) that forms part of who we are. A silent trait is not exactly easy to pin down, since it neither operates nor can it be understood in terms of the law of identity. That ever-changing world may be a source of happiness or misfortune. It influences the art of living. Needless to say, it has direct repercussions for the government and misgovernment of people. To live a life with no thought for this reality makes the work of science (and the science of government in particular) no easy task.

Reconocer y aceptar el mundo interno no es fácil para la política. Un impedimento es la existencia de conceptos parecidos o que pretenden ser equivalentes, pero que no lo son. En la actualidad existen varios intentos de este orden, como es el estudio de la intimidad o de la inteligencia emocional. Al igual ocurre en el campo de las relaciones económicas donde se traza una línea muy marcada entre lo público y lo privado, en muchos casos siguiendo los pasos del derecho. Pero en realidad la inteligencia silenciosa del mundo interno es una capacidad preciosa, un bien humano que se va desarrollando según fluye nuestra vida. Y va cambiando como lo hacen todas nuestras capacidades vitales: la respiración, la memoria, el buen juicio o el talento artístico. El mundo interno alude a esa capacidad silenciosa que, al igual que la inteligencia con la que reconocemos el mundo, la que mide las pruebas psicotécnicas, es parte de lo que somos. Una cualidad callada que no es precisamente contable, ya que no trabaja ni podemos entenderla mediante el principio de identidad. Ese mundo en cambio perpetuo puede causarnos alegrías o desgracias. Influye en el arte de vivir. Y, desde luego, va a tener una repercusión directa en el gobierno y los desgobiernos de las personas. Pasar por esta vida sin prestar atención a esta realidad dificulta el trabajo de la ciencia y, en particular, de la ciencia del gobierno.
About the Author: Javier Roiz is a founder of the magazine Foro Interno. He is a Political Theory professor at the Complutense University of Madrid. He is also the author of Introducción a la Ciencia Política, El experimento moderno, and Viaje a la gloria y a la intemperie, amongst many others.