En la década de los años sesenta del siglo pasado, la ciencia médica y la opinión internacional, se ve sorprendida con uno de los sucesos de gran trascendencia y preocupación, generado por un inesperado suceso epidémico, que de hecho, fue la más severa de cuantas se tenga conocimiento en la historia de nuestro País; siendo su principal víctima, la ciudad de San Joaquín, Capital de la Provincia "Mamoré", en el departamento del Beni.Nuestros médicos ni la misma ciencia médica estaban capacitados ni preparados, para una eventualidad de esta naturaleza; mucho menos para enfrentar de manera efectiva, esta epidemia; considerada como una de las más mortíferas que de modo implacable, azotó un amplio territorio del Beni en Bolivia.Suceso que ha sido olvidado por la actual población y de escaso conocimiento, por las nuevas generaciones del cuerpo médico; pese a la amarga experiencia ya vivida, es un tema eludido y poco enseñado, en las diversas facultades de medicina y menos, en los establecimientos educativos de nuestra región. Pese a la gran advertencia que supone esta epidemia para no bajar la guardia, en la vigilancia epidemiológica que ella implica; pese a la posibilidad latente de un rebrote, en algunas poblaciones benianas; con existencia permanente del Virus, en su reservorio conocido como el Calomys Callosus.Además de la amarga experiencia, el inmenso sufrimiento que causó la pérdida de numerosas vidas inocentes y el dolor de todo un pueblo diezmado y torturado por la tragedia; aún después de tantos años, conmueve nuestro sentimiento humano.La sociedad médica de Bolivia deberá tomar con mayor seriedad y preocupación, esta problemática, buscando los mecanismos adecuados, para continuar con el proceso y darle una solución definitiva, referente a la vacuna y al vector, que provoca la enfermedad en el reservorio. Creándose una entidad exclusiva y permanente para este fin, para con ello, brindar una verdadera y segura tranquilidad, no solo para esta región.Son destacables tantas voluntades que acuden en su auxilio, entre otras, la persona de ese carismático galeno, llamado cariñosamente por sus amigos: "Calucha Rioja", de quien las claras y explicativas páginas de este libro; describen en forma sencilla, el esfuerzo y sacrificio hecho por él; rescatando su memoria y su trabajo infatigable, en el propio lugar de la epidemia. Exponiendo diariamente su vida y recibiendo una exigua retribución de subsistencia como médico. El pueblo beniano, deberá brindarle un justo y merecido homenaje a este héroe, reconocido a través de esta obra, que es un justo Reconocimiento.Llama la atención el hecho, del desequilibrio de la fauna tropical y la falta de gatos domésticos, que inciden para la proliferación de los roedores; lo que nos enseña a mantener un adecuado comportamiento Hombre-Naturaleza, para evitar nuevas catástrofes. También sobresale, además, la irresponsable actitud en cuanto a la atención de las autoridades de Salud de esa época; típica y muy conocida forma de actuar de la mentalidad Andino centrista, para con los pueblos de estas latitudes.Me cabe, además felicitar la iniciativa del autor. El Suboficial Orlando Jarillo Taborga, por este trabajo de investigación, que con acierto, describe el esfuerzo de todos los hijos de San Joaquín; que lucharon en forma inclaudicable, para vencer esta desgracia.