Cuando un poeta exalta a otros poetas, la elegía cobra inusitadas dimensiones versísticas como en el caso del presente libro en sus manos.Son poetas que ya nos han dejado pero cobran vida intensa y con una vitalidad que ellos mismos desearían en cada uno de los poemas que crearán en el lector una profunda reflexión. La huella que deja un verso nos mueve a ahondar las nuestras con propia trascendencia en la vida. Los versos pronto a leer por usted están cargados de imágenes con ese poder sugestivo capaz de crear una impronta: la huella de la que hablamos. Y a partir de ella, remontar lugares imposibles sin el impulso de la poesía.El autor provocará en usted una poderosa sinestesia, intercambio sensorial, en forma magistral, con la fuerza expresiva de un lenguaje sublimado por versos que adquieren por sí solos una independencia. En su conjunto, entraman ese perfecto armazón del pensamiento, según Alfonso Reyes, que es una estrofa poética.Todos quisiéramos ser recordados con la elegía poética del presente libro. Si los creadores de grandes versos pasaron a la historia de la más sensible remembranza, cuando son transformados en otros versos y por otros poetas, permanecen en el nirvana de una perenne ensoñación. Tal cual vivieron en sus momentos de exaltación inspiracional. Quien sabe de la gran dificultad para crear un solo verso, deseará reposar su memoria en un verso logrado en toda la extensión del mérito a la memoria de un gran poeta.El lector andará por los caminos que los poetas han surcado para nuestro paso reflexivo. La vía para los senderos de la poesía son los versos donde nos encontramos ya no con individuos, sino con su alma, pues la nuestra sale a fantasear sus rumbos. Es necesario habernos sublimado de tan siquiera un auténtico y verdadero verso. Hoy en día la poesía se enlama de una burda prosa y está ausente de las profundas transformaciones de nuestra realidad que usted sí encontrará en el presente libro.Asimismo, se deleitará con un ritmo que inmediatamente se conectará a su corazón, y quedará maravillado de esas palabras que nunca habrá imaginado pudieran estar juntas, como su mente y corazón. Y para exaltar más su próxima lectura: se sumergirá en una profundidad filosófica, mayor que la historia misma, recordándose en el deseo máximo de Aristóteles.Arlette Cohen Scott Lopez London