Después de papá
Solía pensar que después de papá no había nada. Lo primero que pensamos frente a la pérdida de un ser querido es, ¿por qué la vida nos quita lo que más queremos?
La vida constantemente nos da señales y nos recuerda que muchas veces no se trata de lo que queremos sino de lo que necesitamos.
Después de papá trata de cómo he visto mi vida hasta antes de la muerte de mi padre y un poco sobre cómo la veo ahora. Mi padre era mi persona favorita, mi mejor amigo y seguirá siendo parte de mi vida, aunque físicamente no cuente con él. Aún hoy la mente me juega malas pasadas y me despierto con la esperanza de estar en otra realidad, en el pasado, cuando papá estaba aquí.
Hay que vivir después de papá; construir y conectar de la manera que él me enseñó. Las reflexiones hechas después de papá iniciaron con un viaje introspectivo, una mezcla de recuerdos, sueños e inspiración; con la esperanza de llegar a ser al menos una pequeña muestra de esa alma maravillosa que me lo dio todo en la vida.
Este es un libro escrito después de que mi padre partiera de este mundo con el fin de desahogar mi dolor, usando la escritura, herramienta de la que he vivido como periodista, pero la cual jamás consideré un talento especial, aunque mi padre la alabara tanto.
Escribiendo, encontré la manera de hacerle un regalo y un homenaje para mostrarle al mundo un poco sobre el camino recorrido al lado de mi papá y sus enseñanzas.
La relación padre e hijos, define la manera en que nos relacionamos con otros, la forma en la que escogemos amistades y parejas. Es la base de nuestra vida.
Ahora, con dolor sé que después de papá estoy yo. Que ya no está ese ser humano que era mi centro pero que su recuerdo seguirá siendo la vitamina diaria para salir adelante y fue la inspiración para este libro.
Hagamos de los días con nuestros padres amenos; perdonemos sus errores y digámosles a mamá y a papá cuánto los amamos. Si ellos ya no están, hagamos que nuestras vidas, después de papá, sean ejemplares y seamos la inspiración de nuestros hijos. Recordemos que "la vida a veces no nos da lo que queremos, pero sí estamos atentos veremos que casi siempre nos da lo que necesitamos".
El acto más grande de resiliencia es la muerte y su aceptación sin querer dejar de vivir.