About the Book
Un relato sobre los linchamientos morales. Una realidad contra la que hay que luchar. Peor que las crisis económicas, está la autocensura por las correcciones. Se muestra lo mediático y cotidiano de la violencia de género; la naturaleza humana. Cual sabueso, uno despedaza a dentelladas a alguien que le abre el timbre de su puerta, porque le pide ayuda: es su jefe. Ella, un cadáver, o alguien que combate, apuesta. Pareciera que la felicidad no está por entre las prioridades; ni se siente esa estructura del trabajo, lo personal y el ocio a partes iguales.Hay un inspector de la Función Pública. Es, en apariencia, tan intimista como el diálogo de esos dos amantes que se demandan, asomados a lo sencillo y deslumbrante, e inquietante, de todas las dudas del quererse y hacerse daño. Viene a corregir el rumbo de la verdad... y de su historia.Y una víctima de los nuevos tiempos, Miriam. Única, inconexa. Propia de una desoladora glaciación. Es la mejor manera de hablar de sus antepasados, sus creencias, sus miedos y sus expresiones artísticas. Tiene un firmamento propio, y eso que pide la movilidad laboral, para huir se supone. Los datos ponen sordina a los vaticinios.Así como el maltratador, quien argumentalmente lo parece. Es de la peor violencia y mayor compasión. De libro, como dice la testigo. Su organización social y el papel de los hombres se plasma. Ha perdido el respeto por muchos seres humanos, no tanto por los perros; en un mundo, donde no se fustiga ni relaja; sustancia policías canónicas y otros tiempos. No hay deleites.El resto de la saga también tiene su hipoteca. El/los abogados o parecidos; la psicóloga y asistenta, y esos vikingos y normandos que ocultan esas vigilancias soportando el peso disfrutando de la tranquilidad. L a brutalidad de acortar los pensamientos, la crítica, es la base.Transcurre durante el mes de abril de año dos mil dieciocho. Se cita la Semana Santa, que coincide, y se hace referencia a algunos días de la semana y sus menesteres; sirva de ejemplo los domingos, tal que esos días donde no se sabe si se está melancólico, aturullado o de resaca.Se distingue entre la actualidad y la realidad, que es eso que subyace. Una explosión de identidad bajo el radicalismo de la maldad, que es consustancial sin mostrarse. Todos quieren cambiar el mundo con sus honestidades y decencias, pero nadie se cambia a sí mismo. La mera existencia es un acto de valentía y rebeldía. Concretamente, unos labran con piedra y mármol, otros con la euforia del barro, pero todos quieren su verdad absoluta.No hay nada que recuerde a la ciudad, salvo una pequeña referencia a una fuente, no obstante, la capital se eleva a la enésima potencia cuando alguien solicita un traslado al Archivo Central. Sin prisa, se muestra esa diversidad del mes de abril con el vacío de los días después y las gentes anónimas pasando página, pero sin olvidar. Ideas absorbentes. Eso al menos, cree Miriam, protagonista y a veces víctima de su carrera delictiva, otra superviviente nato: un individuo con muchos dotes de persuasión y pocos escrúpulos. Todo, por lo más convulso: ser madre entre culpa, pasión y engaño. Con el instrumento interior del "esta soy yo", una forma de catarsis, placer y mucha gasolina, que engloba todos los ámbitos del título: Deseos Humanos.Como rasgo excepcional, que no inaudito, se cita a Israel, Perú y México, con una ciudad antiquísima: prohibiciones, porque son rehenes de su propia vida los tortolitos.Porque todas las riquezas son inmensas. ¿Cuál de los dos protagonistas te avisa que te estás equivocando? Se describe lo que somos; muerte accidental, indomables, gentes abatidas y acosadas, temperamentos y la belleza de lo cotidiano. Somos belleza, sueño y realidad. También para rendir tributo a las mujeres que resisten los vientos de la incierta épica de la emigración y, todo lo contrario: el sectarismo, la sinrazón y esas andaduras no tan sonoras.