Quisiera compartir con ustedes esta historia verídica que vivimos mi familia y yo. Hace unos años nos mudamos de un Estado a otro, en los Estados Unidos, para cuidar de un familiar quien habia enfermado de gravedad. Ya establecidos, decidimos ir en busca de una iglesia donde pudieramos perseverar y buscar de Dios como El nos ha encomendado; por tanto, tomando la guia telefónica, comenze a llamar a las iglesias del área. Al siguiente día, una de ellas contestó mi mensaje. Luego nos enviaron una persona para dirigirnos al lugar de reunión. Ese día conocimos al líder de la iglesia el cual se presentó como el Doctor "Zeta"; yo le llamare de esta manera para no revelar su verdadera identidad. El primer día de servicio nos pareció bastante común. Luego nos retiramos a nuestros hogares y regresamos al día siguiente y sucesivamente continuamos asistiendo sin faltar ni un día.

Consecuentemente fuí descubriendo cosas nuevas; cosas que me envolvian en un laberinto de dudas y pesares. Poco a poco comenzaron las exigencias y la manipulación no tardó en llegar. Este hombre estaba siempre al tanto de cada uno de nuestros movimientos a tal grado que ya nuestra libertad iba menguando. Si poniamos alguna resistencia, el pastor buscaba la forma de ubicarnos nuevamente por medio del acoso, intimidación y aislamiento. Todo el pueblo estaba subyugado a sus caprichos y nadie se atrevia a protestar. Luego pude entender que a cada uno se nos habia hecho una advertencia, individualmente, utilizando las Escrituras o la falsas profecías. Pensabamos que si le heramos fiel a el tambien le estabamos siendo fiel a Dios.

A medida que pasaba el tiempo la situación comenzaba a agravarse, al punto de que nosotros preferiamos aislarnos en nuestro propio mundo y no contarles a nadie lo que estabamos viviendo. Pero un gran día, llegaron a nuestra casa unos viejos amigos para visitarnos y contarnos un sueño que su esposa había tenido con mi persona. Cuando lo escuche, no podia creer que ese sueño era parte de lo que nos estaba sucediendo. Aunque nos daba temor hablar sobre aquellas cosas, yo les confese algunas que estaban sucediendo. Ellos no se sorprendieron, por el contrario, nos dieron un consejo; consejo que quedó grabado en nuestros corazones y fue calando hasta lo más profundo.

Despues de aquella visita pudimos entender que era como el mismo Dios que nos habia visitado para quitarnos la venda que nos tenia ciegos, espiritualmente hablando. Pudimos entender que aunque las pruebas llegan cuando menos las esperamos, Dios siempre llega cuando más lo necesitamos. Aunque no regresamos a esta secta religiosa, los acosos no cesaron tan facilmente; el temor nos invadia nuevamente pero solo la mano del Creador fue suficiente para librarnos de aquellas garras que nos aprisionaban. Hoy día puedo decir con alegría, "Dios siempre tiene el control." No caben dudas de que cada situación que vivimos tiene una razón de ser.

A traves de mi experiencia y por este medio deseo compartir con ustedes los secretos de nuestra victoria por la Palabra, y consejos que les ayudaran a tener una mejor vislumbre de lo que es el verdadero servicio a Dios.