En un mundo en donde las herramientas tecnológicas las empleamos de manera cotidiana, es imprescindible el ofrecer ese tipo de avances desde la educación inicial. Si bien, en ciertas regiones del planeta pudiera afirmarse que esto puede convertirse pronto en una realidad evidente, lo cierto es que existen países, y muchos de ellos de habla hispana, en donde las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) no se han incorporado en los procesos de educación y aprendizaje desde los primeros grados escolares. Ese hecho, representa una desventaja tecnológica y por lo tanto social con respecto a estudiantes de otros países y comunidades del orbe frente a los que no utilizan este tipo de herramientas de manera frecuente, por no decir diaria. Si bien, sabemos que estamos inmersos en un mundo en donde la tecnología se ha convertido en lo que algún tiempo del pasado fue por decirlo de algún modo, un sueño, y hoy es una realidad, es también cierto que en nuestro país todavía no existen las condiciones ideales para que los estudiantes tengan en sus clases diarias dispositivos tecnológicos digitales y otros, como parte del proceso educativo. En una idea, todavía santificamos el modelo clásico, que algunos podrían llamar arcaico en donde el maestro (ente casi todopoderoso) se para frente al grupo y los alumnos apuntan lo que indica, con un lápiz y en una hoja de papel, también modo que raya en lo arcaico. O bien, hemos utilizado de manera indiscriminada el llamado modelo socrático, recordando al filósofo ateniense Sócrates, quien en el Ágora o plaza pública de Atenas, enseñaba a quien deseaba obtener un aprendizaje. ¿Qué estrategias se pueden implementar para mejorar la calidad de la educación? ¿El actual modelo es tan efectivo que no debemos cambiarlo? ¿Qué actitudes debemos modificar para elevar nuestro aprendizaje? En las páginas de la presente obra se analizan esas y otras cuestiones; y también resulta conveniente aclarar que la idea del presente libro no es que la tecnología digital y de otro tipo sustituya al docente y el trabajo que el mismo desarrolla; sino que contribuya con las inconmensurables características y beneficios inherentes que posee, en el crecimiento intelectual, social, psicológico y académico de cualquier estudiante. En la parte final, se destaca la importancia de la lectura como una forma, modo o manera efectiva para desarrollar habilidades y competencias cognitivas, como: el desarrollo e incremento del pensamiento abstracto, de la creatividad, de la imaginación, del razonamiento analítico, el incrementar el conocimiento de la historia, de México y universal, el ahondar sobre los diferentes tipos de pensamiento a lo largo del devenir del tiempo, a través de la literatura y los avances científicos y otros múltiples beneficios.La lectura es libertad, afirmó el célebre escritor Octavio Paz, por lo tanto, un ser libre lee, ya que es una de las mejores maneras para comprender la realidad del ser humano, tanto actual como la histórica. El conocimiento entonces, yace en esos pequeños pero imprescindibles signos lingüísticos con los cuales el ser humano ha logrado a lo largo del devenir temporal grandes avances tecnológicos, científicos e incluso ideológicos: las letras.