Se darían cuenta que tenemos el alma quebrada ...
Cuando este libro llegó a mis manos con la finalidad de colaborar en el prólogo, les confieso que, de primera instancia pensé un libro más; para mi grata sorpresa, ¡No fue así!

Inmediatamente comencé a leer el primer capítulo, me adentré en la lectura, como un venado al que le acaban de soltar las cuerdas para que pudiera correr, bosque adentro... Al leer, encontré en palabras sencillas y claras, revelaciones puntuales para caminar en la renovación del entendimiento (sanidad del alma) que te permitirá vivir la vida en abundancia que Cristo otorga a través de su Palabra.

Vendas para el alma sin dudar, nos enseñará la importancia que tiene el balance en nuestras vidas. Cómo, las apariencias pueden destruir las diferentes esencias que deben emanar de nuestro ser interior cuando al prolongar el dolor, vamos perpetuando la agonía. Al esculpir los sufrimientos nos detenemos en el tiempo, y, tristemente todo esto, en medio de nuestras ocupaciones diarias. En condiciones de presos, estando libres.

Entender que Dios nunca nos expondrá a tal soledad, -porque Jesús está con nosotros todos los días de nuestras vidas-, nos proveerá la fe necesaria para lidiar con la terrible pregunta de: ¿Dónde está Dios? que muchas veces nos hacemos, cuando el alma está en dolor, agonía, o tristeza; sobre todo en esos momentos en que nuestra mente nos quiere hacer creer que la soledad es parte del diseño de nuestra vida.

Dios no juega a los dados con nosotros. El autor plasma -a mi entender- de manera cautivante, uno de los temas más difíciles de comprender para muchos: La soberana voluntad del creador. Si estás estancado en esos tiempos donde parece ser que Se equivocó Dios, ese capítulo inundará tu ser de aliento, fe y esperanza, para esperar a Dios con la actitud del hijo que sabe que su Padre Celestial conoce lo que es mejor.

El escritor logró capturar de manera lúcida y precisa la importancia de edificar nuestras vidas sobre el cimiento inconmovible que es Cristo Jesús, sobre todo en tiempos de tantas inseguridades. Al hacer hincapié en que las tormentas vienen en contra de todos, justos e injustos, nos alerta a no desperdiciar el tiempo a la hora de cimentar nuestra fe de tal forma que pueda resistir los malos tiempos, y quedar firmes.

Todo el libro es una cápsula real que alienta y puede ayudar a través de sus líneas a vendar el dolor de aquel que ha sido herido en la gran batalla llamada vida, pero que, a pesar de todo en nuestro amado Salvador encontraremos el óleo necesario para sanar su alma herida.
- Kenia de Mir,