So pretexto del volcán Paricutín, cuya erupción se registró el sábado 20 de febrero de 1943, el autor incursiona en una temática relativa al entorno sociocultural de este pequeño territorio purhepecha. El pasado reciente se hallaba aun fuertemente impregnado por los humores y delirios bélicos de gobernantes y jerarcas eclesiásticos. Estos, dejando a un lado sus moralinas, sin mayores miramientos, levantaron en armas a fanáticos e incautos individuos, indígenas, campesinos y mestizos. Formaron milicias, las cuales, salvo casos aislados, fueron derrotadas.
En diversos episodios se presentan estampas e imágenes de Parangaricutiro, su gente y personajes más representativos, con sus virtudes y lastres.
Múltiples circunstancias y avatares remueven la vida de los lugareños, particularmente en los quince meses que median, entre el surgimiento del volcán y el exilio perentorio (02/43-05/44). Configuran trances y episodios que merecen alguna referencia y delineación: la vida política y, en general, la problemática sociocultural y de la vida cotidiana.
A la gente de mi pueblo
Rindo cálido tributo
al talento inefable
de insignes y valerosos
ancestros de nuestra estirpe.
No sólo a Hidalgo y Morelos,
Múgica, Oampo, Galeana;
Cárdenas y Degollado;
a escritores y artistas.
A toda la gente humilde,
obvio, a la mujer y al hombre,
purhepechas, sobre todo:
gente sencilla, muy linda,
espléndida y laboriosa,
siempre dispuesta a brindarte
su completa exuberancia
y pródiga simpatía.