Viajemos en el tiempo y por distintos lugares para observar el impacto de la Astrología en diferentes culturas.

El mejor modelo para describir este trabajo es hacer una analogía con una expedición. Así, trataremos de ser viajeros -y no meros turistas- de la actividad astrológica en distintos lugares.

La expedición parte de los dominios de Urania, musa de la Astrología, la Astronomía y para algunos, de la Matemática; hija de Zeus y Mnemósine; que con su cordón invisible nos acerca una primera noticia acerca de los Apkallu (Ab-gal-lu, es decir: "gran hombre-pez") provenientes del mar en tiempos de Sumer y su representante más conocido: Oannes.

Nuestra siguiente parada, nos dirige a la Kabbalah, para entender cómo el Rabino realiza sus consultas religiosas, utilizando nuestra disciplina a través del Árbol de la Vida, como forma de transmitirle a su consultante los designios de Dios, así como también lo que Él sabe que el nativo no entenderá.

Desde allí el salto al desierto para escrutar las Estrellas Bebenias de los astrólogos de las caravanas de los beduinos, nos orientarán ahora en el sentido que toma la fe musulmana cuando debe aplicar la herramienta, desde una simple elección, hasta la indicación de un rezo y cómo debe realizarse para que el mensaje llegue a la deidad, siempre con una cartografía del cielo exquisita.

Por un tema de proximidad, África nos espera y nos dedicaremos a los temas cuasi olvidados de la cultura del continente. Aquí nos interesará en nuestra travesía conocer más acerca de la concepción nigeriana del Cosmos y tendremos tiempo todavía antes de cruzar el Océano Atlántico, para recibir una noticia breve del mito yoruba, entre otros temas.

Algo más al norte ya en América, las culturas olmeca y tolteca nos indicarán la importancia del Calendario como instrumento astrológico antes de dirigirnos al lugar del Sol de los Incas y sorprendernos con su sofisticado sistema de domificación, así como mientras vamos embarcando, daremos un rápido vistazo a Nazca.

Al cruzar el meridiano de la expedición, debemos volver a Ur, para emprender nuestra marcha hacia el Este, desde medio oriente y hasta las llanuras de Lanzhou.

El Imperio Persa nos mostrará el refinamiento de la Astrología del lugar en la ciudad universitaria de Samarcanda y la erudición de uno de sus reyes: Ulugh Beg; después de entender -obviamente-, los dominios del Imperio Aqueménida y dar una rápida mirada al Avesta.

Luego nuestra marcha se dirige a suelos más fértiles, hacia el sur en pleno imperio Mauria. Haremos un alto en el camino en Pataliputra, que nos permitirá descansar un tanto mirando en el interior de nuestro espíritu sin estar tan preocupados por nuestro destino humano.

Al final de esta travesía, volveremos nuestros pasos parcialmente, para desviarnos luego al norte, directamente hacia el Himalaya, teniendo primero una noticia acerca de Siddhartha y seguir la ruta de la seda hacia el oasis de Turfán; teniendo la oportunidad de conocer a los Tocarios.

Antes que Lao Tse en su función de astrólogo, nos despida, mientras; como si de un museo que está por cerrar se tratase, miraremos por un instante una pequeña joya de la Astrología Japonesa.