"Conversaciones con Julius" es una novela emotiva que pone de relieve la fragilidad y la delicadeza de la vida humana. Los recuerdos, los sueños y la autenticidad se entrecruzan en una especie de danza eterna, presentando una imagen fascinante de la existencia y de la inevitabilidad de la vejez.
Don Francisco tiene más o menos la misma edad que tenía su admirado Groucho Marx cuando murió, lo que significa que está más cerca de los noventa que de los ochenta.
Al anciano le vienen a la memoria recuerdos de su niñez, y se convierte en Paquito, el niño y el joven que fue en algún momento, y que muchas veces desea seguir siendo, ahora que su cerebro ha comenzado a fallar, más o menos como si el motor existencial se le estuviera gripando, ya se sabe, cosas de la edad.
Continuar viviendo en su infancia no depende de él, es su cabeza la que decide quedarse un tiempo en el pasado y volver al presente cuando lo considere conveniente.
Don Francisco y lo que tiene encima de sus hombros no funcionan al mismo tiempo, hay un desajuste que, por desgracia, cada vez tiene menos solución. Por eso el hombre no es muy consciente de la realidad cuando se transforma en Paquito y establece una conversación imaginaria, aunque para él es completamente real, con su idolatrado Groucho Marx, que ha aparecido en la última etapa de su estancia terrenal, como por arte de magia y se ha hecho amigo suyo. Sin duda un gran amigo, al que trata como si le conociera de toda la vida, y hasta tal punto llega la familiaridad, que Groucho se ha convertido para don Francisco / Paquito (a veces es difícil distinguir a uno de otro), en Julius, su compañero de charla habitual.
Y en las conversaciones que establecen, se mezclan la fantasía con la realidad, la ficción con lo verdadero, los sueños con la existencia auténtica, esa que el anciano ha compartido a lo largo de ochenta y muchos años como habitante del planeta Tierra, conviviendo con sus congéneres de la raza humana.
En "Conversaciones con Julius", el viejo, se embarca en un viaje en el tiempo guiado por una memoria poco fiable y diezmada por el paso inevitable de los años. Este trayecto lleva al lector de la mano por los senderos de la fantasía mezclados con lo que es auténtico, caminos en los que se entrelazan los hilos de la vida y los sueños. Este es un relato en el que la línea fronteriza que separa lo real de lo inventado se difumina casi por completo, y deja al descubierto la esencia de la existencia humana en su forma más pura y a la vez indefensa.
El anciano don Francisco se encuentra en un estado de transición entre el presente y el pasado. Su mente, que a veces parece estar perdiendo su vínculo natural con su verdadero presente, lo lleva a un desplazamiento a través del tiempo, donde se reencuentra con su espíritu más joven, Paquito. A medida que su cerebro se va deteriorando poco a poco, su consciencia deambula entre su yo actual y el niño que fue, permitiéndole vivir en un mundo que es tanto su ayer como su hoy.
Esta travesía no la realiza en solitario, sino que se ve acompañada por la presencia constante de su querido y admirado Groucho Marx, que ha tomado la forma de su amigo imaginario, Julius. A través de sus interminables charlas, don Francisco, en su dualidad como Paquito, explora los recovecos de su vida, mezclando la realidad con la fantasía, la verdad con la ficción, y los sueños con la evidencia de su momento existencial.
El libro se desarrolla como una crónica conmovedora de un hombre que lucha por mantenerse a flote en la corriente de su propia mente, mientras se enfrenta a la incuestionable realidad de su propia mortalidad. Es una obra que nos hace reflexionar, y que va directa al corazón del lector, en un viaje que lo reta a explorar las profundidades de su propia mente y a enfrentarse a las verdades que todos tememos.