Pocos escritores han entregado a su público lector, y sobre todo a sus aprendices de escritor, un libro tan intimista y tan revelador en lo que a la tarea de escribir se refiere.
Casi parece susurrar el escritor al lector que el escritor no nace, se hace.
Construir una novela, cómo orientarse en el proceso de creación literaria relata las peripecias que debe sortear un escritor mientras narra una novela, desde la concepción de la idea, pasando por la decisión de si dedica el libro o consigna un epígrafe o una dedicatoria, hasta definir los personajes, cuántos, cuáles, y las funciones que cada uno ha de cumplir en la trama que se ha de narrar.
Vívidos momentos relata el narrador para dejar constancia de la lucha que le representó llevar a cabo la tarea de escribir una novela titulada Historia de amor. El lector apenas si se enfrenta a la lectura desenfadada, sin saber cuánto ha atormentado al escritor cada decisión: la simple tarea de titular (quizás una de las cosas que, coinciden casi todos los escritores, más difícil se da), colocar un introito para desvirtuar la realidad de los hechos narrados, o asumir posturas que le den cierto aire tendencioso a la obra: carnavalesco, postmoderno o hipertextual, por ejemplo.
Preguntas que se hace el escritor, y cuyas respuestas no caen del cielo, sino que anidan en su mente por largo tiempo y a veces le impiden terminarla, por ejemplo, del título, es decir, una o dos palabras. A continuación de cada inquietud, el narrador cuenta qué hizo, qué pensó, de qué herramientas se sirvió, exponiendo su punto de vista sobre lo que hace y sobre lo que cualquier escritor podría hacer en la misma situación.
Construir una novela, cómo orientarse en el proceso de creación literaria culmina con el relato del narrador acerca de cómo concibió esta obra, y cómo la misma es el resultado de una relación que vale la pena conocer.