Un carácter fácilmente permeable en un individuo, refleja en parte, la ausencia de una identidad personal, provocada por la rigidez o sobre protección en su crianza, lo cual genera consecuencias negativas, en la toma de decisiones adecuadas y oportunas, también se origina en factores biológicos y ambientales influyentes en el entorno de la persona. En primera instancia, el castigo como origen de una conducta deseada, produce individuos inseguros y temerosos de equivocarse por temor a la represalia. En segundo término, saturar al niño en su formación, de estímulos para provocar la conducta deseada, refuerza una conducta evasiva ante los retos en su vida adulta. Sin embargo, aun cuando en una familia, prevalezca el equilibrio, sabiduría y sensatez para modelar la conducta de los hijos y no haya alteración genética en estos, no existe la garantía de decisiones acertadas a posterior, en sus vidas de adultos.Un argumento es una idea contraria a la verdad, su constante declaración y ejecución forma en el corazón de las personas una fortaleza que impide una apreciación objetiva de los hechos. Copiar modelos erróneos de conducta, tradiciones y costumbres, malas experiencias, son algunas de las fuentes más usuales de argumentación. Se necesita más que una enseñanza teórica para derribar estas fortalezas que se forman en la mente del hombre y luego, se posicionan en su corazón. La idiosincrasia de los pueblos juega un papel importante en la formación de argumentos en una relación de pareja, pero no se debe descuidar, la cultura familiar, modelo del desarrollo emocional de cada persona.Una idea o una realidad, puede originar un sentimiento negativo, activando un detonante perjudicial para la salud del afectado y de su entorno. En el primer caso, la ansiedad generada por fijar la mente en conspiraciones imaginarias o verídicas, comienza a hacer mella en el carácter del individuo, hasta llevarlo a un estado de tensión insostenible con efectos propios y colaterales no deseables, en segundo término, rechazos, traumas, pérdidas, separaciones, confrontaciones inadecuadas, tienden a generar efectos similares al ya referido, produciendo amargura del alma y deseos de venganza, la mente comienza a trabajar con el pensamiento de que, otros deben pagar por lo que vivimos.