Que la pobreza no te detenga La pobreza trae muchos quebrantos; nos roba tiempo, bienestar, alegrías, salud, satisfacción de llenar nuestro estómago, seguridad, y tantas cosas más. Tenemos a Dios y tenemos paz interior, y una vida segura en sus manos, pero como humanos que somos si nos falta parte de las necesidades, el ambiente se torna abrumador; si no hay dinero, siempre llegamos tarde, por no tener siquiera para el pasaje, y nos perdemos tantas cosas, por no tener el dinero para comprar y satisfacer esa necesidad, nacen muchas heridas. Muchas veces Dios no nos quiere sanar milagrosamente y nos manda al doctor, pero si no tenemos ni para una aspirina menos que menos para una operación, y nos quedamos en la larga cola de espera por si algún día tenemos el privilegio de ser atendidos. Cumpleaños con bolsillos vacíos, tiempos de vacaciones sin descanso, trabajos esclavizados, y tantas cosas más que roban la alegría, lleva al ser humano a una depresión total. Así que, si ni siquiera tenemos casa propia menos que menos una buena seguridad, porque en el lugar en que vivimos es lugar donde vive los chacales, lobos feroces que nos quieren devorar, y todo esto son tinieblas que no nos dejan ser felices. Pero, ¿Qué nos dice la palabra del Señor con respecto a estos sufrimientos? Bueno, hay infinidad de promesas de Dios para aferrarnos a ellas y no desistir y quedarnos en la conformidad y mucho menos atormentarnos y desmayar. "No he visto justo desamparado ni a su descendencia que mendigue el pan" Esta es solo una de las siete mil promesas que nos regala el Señor, por eso no debemos conformarnos y quedarnos pobre sufriendo, ni desesperarnos, sino confiar en el Señor en que él es poderoso para cambiar nuestro lamento en baile, de esta forma no despreciaremos lo poco que tenemos, sino que daremos gracias a Dios por lo que ya tenemos para que él tenga el agrado de bendecirnos más y quitarnos todo peso de pobreza de encima de nuestra cabeza y darnos el fin que él espera; para que podamos disfrutar de una vida saludablemente como verdaderos hijos de Dios. ¿Cómo podré bailar teniendo la pobreza conmigo? ¡Bailaré con ella! Disfrutaré de lo que tengo ahora Porque sé que otros tienen menos que yo. Tengo tanto para disfrutar, que no me debo dar el lujo llorar y llorar Sino creer en Dios que nada es imposible para él Y seguir peleando, No en su contra y reclamándole he importunándole al creador Sino al que verdaderamente es mi enemigo; He iré a la batalla en busca de mi liberación Con armas espirituales en ayunos oraciones En aquel que sin lugar a dudas va peleando conmigo la batalla Y llegará el momento en que la pobreza ya no será parte de mí. 1)No dejar de orar. Lucas 18 1)Buscar la sabiduría de Dios. Proverbios 1 2)Tener paciencia. Santiago 5:7 3)Tener en claro que no es lucha contra carne ni sangre sino contra gobernadores, principados de maldad de las tinieblas. Efesios 6:10-20 4)No ponerse en contra de Dios porque él es el salvador, no nuestro enemigo, y abrir los ojos espirituales y discernir quién es el verdadero enemigo de nuestra alma. 1 Timoteo 4:1 5)Tener en claro que la riqueza no es pecado, sino el amor al dinero es lo malo, pero quien está poniendo a Dios en primer lugar no ama al dinero, sino que lo disfruta sanamente con Dios y bendice a otros o de otra manera, Dios no querría que seamos ricos y la palabra de Dios no nos diría que nos hará cabeza y no cola. Deuteronomio 28 6)No quedarse llorando y maldiciendo a todo el mundo, sino levantarse rápidamente y no dejarse vencer, entregarse de todo corazón a Dios y confiar en él, porque él hará grandes milagros a favor de aquel que se humilla, a creerle en los peores momentos de su vida. Salmo 27 y Habacuc 3:17 7)Es hora que te vuelvas a levantar y mientras tu enemiga se ríe; no le hagas caso, solo baila de alegría, porque viene la salvación de Jehová.