¿QUÉ SERÁ DE MI GENERACIÓN? No sé si hemos cumplidos los pactos con Dios. No sé si les hemos tirado piedras a los Santos o nos hemos metido en camisa de once varas. Pero, me insta la preocupación inmediata y perenne. Esa pregunta hasta cuando manejo me sorprende: ¿Qué será de mi generación? Y es que la veo cargada de ese futuro que se aproxima y que va a ser en vano... ¿Qué pasará cuando desaparezcan esos pocos genios que nos quedan en el mundo de hoy? ¿Por quién nos guiaremos? ¿Con quiénes nos vamos a entretener? Hasta la comedia mermará. Ya se ve. Hacen falta buenas cosas y mejores aptitudes que aparezcan para sorprendernos. Nunca he sido más pesimista con el optimismo que ahora. Me he tirado la toalla para decirle a ustedes, mi generación, los de la década del setenta, que nos ha tocado los residuos de la humanidad pervertida y en ebullición. La gente es intranquila y siempre está buscando qué inventar. Los científicos se encargan muy bien de perpetuarnos a largos plazos, en las cadenas alimenticias del Desarrollo. ¡Claro que queremos Desarrollo! Pero, el desarrollo en la salud, en la cultura y, sobre todo, el desarrollo intelectual moderado. No queremos bombas nucleares ni arrebatos políticos, para anunciar que el mundo tiene que ser regido por un sólo eje como la tierra; un hombre único no puede gobernar el Universo. Necesitamos elecciones libres e integrar nuevas ideas en cada tiempo de gobernación. ¿Qué será de mi generación? Es una Pi constante en mi cerebro y me preocupo tanto, que dejo hasta de comer. Somos impacientes, desmedidos, locos..., deseamos la Libertad y luchamos por ella. La democracia la amamos y a las elecciones presidenciales, pero no las dictaduras. Debemos de fundirnos en ser más creativos; dejar de ser títeres de las circunstancias que nos avalancha contra las puertas del anonimato crónico. Hay una pared por romper, entonces, rompámosla. Seamos capaces de pensar por nosotros mismos. Somos de hoy, no juguemos más con ese jueguito infantil, de los niños mimados por sus padres. Crezcamos y hagámonos por sí solos autónomos de lo caduco. Acompáñanos a escuchar la tolerancia y acelerar las ganas, de ponerlas en práctica contra la teoría de que "ya todo está inventado o escrito". Seamos originales como todos los que lo fueron en el Pasado. Hasta los malos tuvieron la originalidad: negativa y malvada, pero originalidad al fin. ¿Qué será de mi generación? Ahora que ya nos empieza a faltar los ancestros de tercera generación y los ímpetus de la juventud. Por todo eso, debemos de ponernos a pensar, y no en el auto del año o en la última marca de jeans, sino enfrentarnos a un plan responsable sin justificar la vida que nos tocó. Seamos nosotros, no nos sentemos aquí, así como si nada pasara. Para recoger los inventos ajenos y apropiarnos de las iniciativas que nos pertenecen por ley. Hay que luchar concretamente, sin que elijan por nosotros el punto cardinal que tenemos que tomar.