Excerpt from Colecci�n de los Tratados, Convenios y Documentos Internationales, Vol. 1: Celebrados por Nuestros Gobiernos Con los Estados Extranjeros Desde el Reinado de Do�a Isabel II Hasta Nuestros D�as

Viijeras De aqui resulta que deben excluirse los tratados no rat1fica dos (aunque en las notas explicativas de los v�lidos pueda y deba hacerse menci�n de ellos a titulo de informaci�n hist�rica), y los innumerables documentos internacionales sobre las cuotidianas cues tiones de la politica exterior. De los �ltimos, que podrian ser objeto de otra publicaci�n, si m�s larga y voluminosa, de menor utilidad y conveniencia pr�ctica, tan s�lo deben figurar aquellos por los que re sulta la existencia del duorum vel plurium in eodem consensu, en mate ria de derecho, no de mera acci�n pol�tica. Dos 6 tres excepciones debiera sufrir este principio por la importancia singular delos casos a que se refieren; creemos que en esta colecci�n se tendria que determi nar y poner en claro el verdadero car�cter de la adhesi�n de Espa�a a la Declaraci�n de Paris de 1856, sobre el derecho mar�timo, y rese�ar de un modo breve, pero con la atenci�n que el caso merece, la participa ci�n de nuestros plenipotenciarios en la Conferencia de Bruselas sobre el derecho de la guerra terrestre, y quiz� tambi�n en las de Paris sobre la cuesti�n monetaria. Pero aun al objeto de no interrumpir en la obra su car�cter de cuerpo de derecho vigente, deber�an ir tales noticias re legadas al fin de los correspondientes tomos, a guisa de breves apen dices. A m�s de los tratados internacionales, opinamos que habr�an de incluirse las leyes internas que regulan materias del derecho de gentes espa�ol, ya que a ellas deben acomodarse y se acomodan los tratados que se pactan con las naciones extranjeras. Adoptaron ya esta ampliaci�n Cantillo y el mismo Janer y la colecci�n de tratados austriaca publicada por Neumann, debe'sin duda, su gran extensi�n y desarrollo (cerca de veinte tomos para veinticinco a�os), a la riqueza quiz� exagerada que en documentos de esta clase posee, iguales fuentes tambi�n inserta St�rk, el actual continuador del famoso y cen tenario Recueil de Jorge Federico de Martens. Claro es que para evi tar que pierda su car�cter el trabajo, convirti�ndose en difusa rec�pi laci�n de las disposiciones relativas al derecho internacional esparcidas en nuestras leyes, debe limitarse la cita a aquellas que se relacionen directa y absolutamente con los derechos y deberes de los s�bditos extranjeros en Espa�a.

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