Se transmite una idea apta para ser utilizada por todas las personas que tengan el deseo y la necesidad de acceder a una Educación de Excelencia Continua, aplicable en todos los ámbitos de su vida.
Se plantean bases y guías prácticas que pueden ser utilizadas en todas las etapas de la vida del ser humano, por lo que todas las personas de cualquier nivel educativo, formal y no formal o a modo particular, puede adoptar esta filosofía.
En nuestro devenir, viviendo en sociedad, relacionándonos y actuando en base a nuestros deseos, emociones y conocimientos, hemos estado buscando respuesta a la incógnita de cómo debe ser un "Sistema Educativo", que sea coherente con las emociones, con los vínculos humanos y con las necesidades de las generaciones actuales, considerando que estamos en la era del conocimiento, de la información y de la tecnología; y la trascendencia que la inteligencia emocional tiene en este proceso, como eje de expresión y responsable de las manifestaciones humanas. Entendiendo que lo que mueve a las personas es la expresión de su interior y la influencia de su entorno, son las relaciones entre las personas y las emociones a lo que hay que atender primordialmente, para que la educación en sí misma sea una fuente de elevación espiritual donde enlazada con el conocimiento, acompañe la frecuencia energética de los seres, otorgándoles sabiduría para desenvolverse en la vida. Entonces, entendiendo como está compuesta y cómo funciona nuestra alma, nuestro cuerpo y el sistema que nos rodea, sabemos cómo enfocar y utilizar la energía para ser más eficientes. El enfoque y eje principal de la propuesta, se basa en aprehenderse a la vida misma, entendiendo la importancia de la energía que emana de nuestro interior y considerando que las personas no tienen que almacenar grandes cantidades de conocimientos e información de manera mecánica como lo viene implementando el sistema educativo tradicional, sino acceder a herramientas emocionales y espirituales que nos conecten directamente con el aprendizaje y la sabiduría, siendo ésta, una formación adecuada para el desarrollo de aptitudes, buscando la consecución de nuestros objetivos de manera eficaz y eficiente, conectados directamente con la esencia personal. Por ello, es fundamental entender cuáles son las necesidades de la humanidad del siglo XXI, hallar el flujo energético y la tendencia donde lo emocional y el conocimiento se intersectan y se complementan como un todo y que cada ser debe moldear y dominar, para alcanzar la libertad y el éxito en el día a día, considerando además, los talentos extraordinarios que los seres humanos pueden desarrollar, enlazando cuidadosamente su intelecto y sus emociones para alcanzar su plenitud de forma creativa.
Sin duda, la elección de manifestar un tipo u otro de emoción, nos determina, ya que la energía del humano se conforma en gran parte de emociones y el reconocimiento de ellas, y su dominio, nos hace seres libres. Saber encauzar esas manifestaciones es muy poderoso para aprender y hacer cualquier cosa que nos propongamos. Por ello, el eje principal de cualquier fórmula de éxito es saber controlar, madurar y dirigir la emoción y eso se logra a través de la espiritualidad y de ser capaces de cambiar la "percepción" y la "perspectiva" de la realidad, que básicamente es la que nosotros creamos, eliminando los velos del ego (egoísmo), y aprender a controlar la emoción para recibir y encauzar la energía como base creadora de todo lo que nos sucede. Si dominamos la emoción y a la vez le damos el protagonismo que se merece en nuestros actos, podemos controlar el instinto animal, que no nos deja evolucionar hacia seres humanos.