About the Book
Este libro está dedicado a todos los Pueblos y Ordenes Solares de la Tierra que han existido y siguen existiendo, con plena consciencia de que somos seres de luz. Así lo comprendieron los egipcios, celtas, fenicios, chinos, hindúes, grecos, mayas, aztecas, hopis, zulús, etc. De ahí su relación íntima y estrecha con el sol, la luna, las estrellas y demás seres del cosmos, y de este planeta en particular. Por más de 50 000 años los seres humanos se sintieron unidos a la naturaleza, concibiéndose como parte de una gran familia cósmica. Sabían que eran fuego, tierra, aire, agua. Entendían que Dios estaba expresado y manifestado en los miles de representaciones que existían en la vida. Tenían conciencia de que todo estaba unido e interrelacionado, y que el Gran Espíritu no podía estar separado de sí mismo, de su creación, de su manifestación en cada forma de vida.Hasta que surgió la idea de la separación y jerarquización de la vida, con el aparecimiento de la fe dogmática, la secularización de las creencias, y las interpretaciones sectarias sobre la vida. Ahí surgió dios como un ente separado de la creación, un dios con cualidades y características sobrenaturales, un dios particular y exclusivo, un dios a imagen y semejanza solo del hombre, ni siquiera de la mujer. Cristo, Mahoma, Buda, Confucio, Lao Tse, que seguían el camino de la naturaleza, de lo creado, de lo sagrado, fueron utilizados por falsos seguidores para convertir sus pensamientos en jerarquías eclesiásticas, en sistemas ortodoxos de poder, en curias detentadoras de la única verdad. La sabiduría de los Maestros, terminó deformada tras un poder religioso, el cual luego se convertiría en un poder político y económico, como parte del Estado autoritario e inquisidor que se fue configurando; regente hasta nuestros días. Mas, después de 2000 años de oscuridad, regresa nuevamente la luz. Después de este aprendizaje violento y duro, regresamos nuevamente al camino del corazón. Reaprendemos otra vez, que no somos hijos del pecado de Adán y Eva, sino hijos del amor de la luz del Padre Sol y de la ternura nutritiva de la Madre Tierra. Lo fructífero de este período doloroso es que hoy renacemos en un nuevo estadio, con una conciencia más clara, con más humildad y respeto para quienes sostienen nuestra vida: la Madre Naturaleza y Cósmica (Dios). Esa ha sido la enseñanza de la vida y seguramente era necesario que pasáramos por este período, de conocer el lado más feo y terrible del ser humano para que renazcamos en equilibrio, conociendo los 2 lados de la vida. Es el tiempo del retorno a un nuevo y diferente estado de complementariedad, de correspondencia, de reciprocidad. Es un diferente retorno por "estar culturas," es decir, pueblos que cultivan la ciencia, el arte, la tecnología. Es el llamado a poner fin a la "civilización," al desarrollo, a la religión, a las iglesias, a los gurús, a la caridad, y toda forma de expresión del poder único, autárquico, autonómico, dominador y excluyente. Es el tiempo de la sincronía entre lo masculino y femenino, del respeto a toda forma de vida, de la aceptación y convivencia en paz entre todas las expresiones culturales de la humanidad. A eso apunta este libro, a retomar los grandes conocimientos de las grandes culturas del sol en la tierra, de aquellos pueblos que germinaron a un nivel superior y que debieron dejarse dormir, para regresar más fuertes y más añejos en conocimiento y sabiduría para guiar este Nuevo Tiempo. Son nuestros abuelos que regresan, son los hijos del sol que renacen una vez más. Somos nosotros, los abuelos, los Hijos del Sol que estamos otra vez aquí. Hemos regresado los Caminantes del Arcoíris, !Juyayay!.