About the Book
Hay historias que sirven para distraerse, para divertirse, para entristecerse y hasta para aburrirse, aunque estas últimas suelen durar poco. Pero también hay otras que nos conducen entre los espejos en que nos movemos por la vida, o mejor deambulamos, sin mayores objetivos que ver o vernos reflejados y esconder o escondernos. Son las que en ocasiones, solo en ocasiones, conducen a determinados estados de ánimo. Por ejemplo, únicamente por ejemplo, a la amargura, y si la palabra no agrada, utilícese otra cualquiera. Al fin, nada cambiará. He aquí algunos de esos espejos:
Páramos, personajes misteriosos, brisas mágicas, ángeles, escalones temibles, dalias y camelias, bibliotecas que fueron, caminos sin fin, largos matrimonios, Neruda como sueño, flores azules, cines milagrosos, jazmines solitarios, cabañas olvidadas, pozos de pesadilla, senderos laberínticos, libros por escribir, decorados inútiles, fotos tristes, ausencias irreparables, tiempos perdidos, ilusiones y realidades, musas esquivas, vivir y sufrir, herencias, reencuentros, enigmas, rosaledas, lluvias y tormentas, tristezas, llamas juguetonas, cipreses olvidados, oradores sin sentido, negativas a firmar, damas de negro, convicciones peligrosas, muñecas de porcelana, vivir y convivir, guerras y posguerras, aprendiendo de Platón, las hortensias y su color, caminos y verjas, cartas sin remite, coherencias admirables, citas difíciles, amores pintarrajeados, ridiculeces, decisiones a tomar, puertas misteriosas, padres e hijos, vacilaciones, esencias de amor, historias muy tristes, delegados, caballos y águilas, reyes, princesitas, castillos encantados, herederos, mariposas y lagartos, lagartonas y mariposones, oasis, nubes y robles, fantasías, reinas y chimpancés... ¿Fin?