Aunque el bonsái es un antiguo arte oriental, es tan relevante para la cultura occidental actual como lo fue para el Este, cuando se originó en China hace más de 2000 años.
Las personas en todas partes siempre han tenido una afinidad con la naturaleza, y las personas en todas partes sienten la necesidad de representar estas cosas en forma de arte. En pintura, poesía, música y escultura. En esta era de alta tecnología, este tipo de empatía con nuestro entorno natural es aún más importante, ya que nos ayuda a relajarnos y descansar. ¿Qué mejor manera de hacerlo y rendir homenaje a las creaciones más magníficas de la madre naturaleza que a través del venerable arte del bonsái?
Los principios del bonsai son simples de aprender y muy fáciles de aplicar. Por ejemplo, todos mantenemos plantas en macetas, en nuestros balcones, patios e incluso en nuestras salas de estar; No hay nada nuevo sobre el sombrero. Podamos nuestros arbustos, cortamos nuestros setos y modelamos algunas plantas con las formas reconocibles de pájaros o animales. ¡Nada nuevo allí tampoco!
Lo único que hace que el bonsái sea diferente de cualquier otra forma de horticultura es que implica crear una imagen en miniatura de un árbol más grande y mantenerlo así, en un recipiente que sea más superficial de lo habitual. Lo único que lo hace diferente de cualquier otra forma de arte, es que el medio con el que trabajamos está vivo y en constante cambio.
Bonsai no implica pociones mágicas, ni filosofía especial, ni licenciatura en estudios orientales. Todo lo que requiere es una planta leñosa, una maceta, un puñado de herramientas básicas y unos años de paciencia. ¿Crees que puedes manejar eso? ¡Por supuesto!
Lee este libro, prueba las técnicas por ti mismo (si matas algunos árboles, no te preocupes, ¡todos lo hemos hecho!). Sobre todo, diviértete, de eso se trata el bonsái.