Azucena es una de las Diosas de Júpiter.
Allí, los habitantes son mágicos seres, son todos poderosos en su mundo. El propósito es ayudarse los unos a los otros, disfrutar de la vida con sentimientos de plenitud, alegría, compañerismo, gratitud, amor hasta llegar a la perfección. No se nace, no se muere y no se puede concebir hijos en ese planeta.
Júpiter solo es habitado por deidades. Quien desee conocer qué es engendrar, deberá bajar a la Tierra. Delicada decisión que significa un cambio radical, una prueba dura para las que decidan cometerla. Deberán estar muy seguras pues no es posible regresar a su mundo hasta terminar el ciclo. Solo entonces, cuando haya logrado la madurez, podrá tener la opción de regresar junto a su familia en Júpiter. No se imagina lo que puede cambiar su vida en la Tierra.
¿Te imaginas a Satanás susurrando al oído con una gran naturalidad pidiéndote realizar los actos humanos más crueles como si solo fuera a tomar un caramelo de la tienda sin permiso y salir corriendo?
Una mujer puede provocar grandes pasiones. Cambiar el color de los cielos, alterar las estaciones. El amor en la tierra nos enloquece y desde él o contra él ¿Dónde está el límite entre el bien y el mal?, ¿Y si esa mujer, nuestra protagonista, estuviera poseída por el Maligno?, ¿Y si fuera ella la que incitara a la locura demoníaca? Que Dios nos proteja.
Lector, te hallas ante una novela de ficción realista que pretende acercarse a ti como un amigo, entretenerte y que veas algo que quizás nunca hayas visto. Inspirada en hechos reales, la autora ha buscado con sus novelas ayudar espiritualmente y colaborar contigo y gracias a ti, el desarrollo personal de todos para un mundo mejor.