Al principio de los tiempos, Jehová Dios, el Shadday creo los cielos y la tierra, así como también, creó a los primeros pobladores del paraíso terrenal, específicamente del huerto del Edén, su primera creación humana fue un apuesto, fornido y noble varón hecho a su imagen y semejanza al cual denomino Adán. Jehová Dios lo creo del polvo de la tierra y le infundio aliento de vida soplando de su propio aliento en su rostro inerte, la segunda creación humana realizada por Jehová Dios, el omnipotente, fue la encantadora, preciosa e ingenua Eva, a la cual denomino varona, porque fue creada de la costilla derecha del varón. El varón y la varona, luego de haber sido creados por Jehová Dios el omnipresente y después de oír las instrucciones de su creador, entre las cuales les había prohibido, de manera categórica, comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, habitaban felices en el huerto del Edén, ubicado en el extremo norte del paraíso terrenal. Todo entre ellos era paz, armonía, confianza, dicha y amor ágape, hasta que un fatídico día, el cuerpo de la incauta serpiente, fue poseído por la infame y malévola bestia infernal el ]príncipe de las tinieblas], la cual indujo de manera muy astuta a la preciosa varona a cometer los pecados de la traición y de la desobediencia al comer del fruto prohibido, propiciando que, debido al imperdonable pecado cometido, fueran arrojados del paraíso terrenal por su creador, Jehová Dios de los ejércitos. La armoniosa y maravillosa existencia del varón y la varona al ser arrojados del huerto del Edén se transformó, de la noche a la mañana, en un verdadero infierno terrenal, plagado de penurias y desgracias, avasallados de forma constante y permanente por la despiadada y enfurecida bestia infernal, cuyo único objetivo era acabar con ellos y así impedir la expansión de la raza humana. Alaba, oh alma mía, a Jehová. Alabaré a Jehová en mi vida; cantaré salmos a mi Dios, mientras viva. No confiéis en príncipes ni en hijo de hombre, porque no hay en ellos salvación, pues su aliento sale y vuelve a la tierra y en ese mismo día, también perecen sus pensamientos. Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en Jehová, su Dios, el cual hizo los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay. Que guarda verdad para siempre, que hace justicia a los agraviados, que da pan a los hambrientos, semilla al que siembra, y consuelo al que sufre, Que liberta a los cautivos; abre los ojos a los ciegos, levanta a los caídos, ama a los justos. Guarda a los extranjeros; sostiene al huérfano y a la viuda y el camino de los impíos trastorna. Jehová, Dios de los ejércitos, reina para siempre, de generación en generación. Aleluya1. Amén, amén, amén. 1: Exclamación bíblica de júbilo.