Encontrarán en estas páginas referencias bíblicas que debí agregar, pues en el transcurso de mi vida aprendí que lo único a lo que yo podía aferrarme verdaderamente era a la Palabra de Mi Padre Celestial, mi Dios, mi Padre, mi Espíritu. Confiando en Él, pude recorrer y sigo recorriendo este camino tan difícil hacia una muerte segura, donde Su Palabra, apoyo y aliento son lo único que tengo para sustentarme y seguir hasta el último momento y aliento que me quede. Ojalá que ustedes tarde o temprano puedan recurrir al mejor amigo y aliado que podemos tener, al Único que no nos falla ni nos miente, pues no es hombre para mentir ni hijo de hombre para arrepentirse de lo que nos ha prometido... Mi Dios divino, como todos los días escribo en las tablas de Habacuc, siendo obediente, que al hacerlo a diario le hago recordar sus promesas que todas serán cumplidas... ¡God is so good! Thank you, My Lord and Savior! Amen, Amen and Amen...
Nuevamente estoy frente a la computadora, quiero que me conozcan como La Dama de Cristal. Muchísimas veces siento que me parto en mil pedazos y que nunca podré ponerlos todos en orden y volver a pegar. Como me he dado a conocer desde jovencita en mi labor educativa y de letras y protocolo, bueno, como siempre tengo tantas dudas. Me imagino como en las películas que todos los escritores se van lejos durante un tiempo para poder dedicarse por completo a escribir sus libros y se introducen en situaciones y lugares donde su mente se pone a trabajar de tal forma que las palabras vienen a su mente simple, fácil, con sabiduría de lo alto y las trasladan a papel para dejar saber lo que piensan, lo que sienten y lo que creen sucederá en un futuro cercano o lejano. Y cuando yo me miro a mí misma, corriendo a diario, trabajando cada día, cada semana, cada día libre, cayendo casi desmayada al ver terminados mis tres trabajos: de educación, ventas, talleres y predicas, de más de 56 horas a la semana, y que cuando ya quisiera ponerme a escribir, tengo tanto que hacer con mi vida, con mi madre, con mi esposo, con mis hijos, con mi casa, con mi trabajo extra, con mi trabajo de oración mensual, con mis amigos. Y quisiera saber que, al leer este párrafo, alguien se identificará conmigo y se dará cuenta de que definitivamente dejamos tan poco tiempo para vivir nuestra propia vida, nuestros propios gustos, nuestros propios intereses, explorar nuestros propios sentidos, lo que tocamos, oímos, vemos, sentimos, probamos, vemos... ¡qué intenso!
"El afán, afán".