Un año y un día de José Zorrilla es una obra teatral que se sumerge en los complejos entresijos de un drama familiar, ambientado en la isla de Cabrera, al sur de Mallorca, durante el siglo XVII. La obra se abre con una escena en una playa desierta, donde el mar se calma tras una tormenta y la noche se cierne sobre el entorno. Aquí encontramos a Don Pedro, un hombre que contempla el mar y reflexiona sobre su existencia solitaria en esta isla remota.
Lo que destaca en esta obra es la intensa introspección de Don Pedro, quien, aunque encuentra cierta libertad en su aislamiento, también se enfrenta a la dureza y la monotonía de una vida lejos de la civilización. Sus monólogos son una ventana a un alma en conflicto; aprecia la ausencia de las complicaciones sociales y legales de la vida en sociedad, pero también lamenta la falta de conexión humana y la dura realidad de sobrevivir en la naturaleza.
La acción del drama se enmarca en un escenario poderosamente evocador: una playa desierta, el mar en el fondo y rocas a la derecha. Este paisaje se convierte en un personaje en sí mismo, reflejando tanto la tranquilidad como la tormenta interna que experimenta Don Pedro. El ambiente natural, descrito de manera tan vívida, contrasta con la civilización que Don Pedro ha dejado atrás, y sirve como un espejo de su estado emocional y psicológico.
Uno de los puntos fuertes de la obra es cómo aborda la dualidad de la existencia humana, tocando temas como la libertad y la soledad, la naturaleza frente a la civilización, y el conflicto interno que resulta de estos opuestos. A través de la figura de Don Pedro, Zorrilla nos lleva a una profunda reflexión sobre qué significa ser humano, sobre la lucha por encontrar un equilibrio entre nuestras necesidades sociales y nuestros deseos de independencia y libertad.
El diálogo es riquísimo en matices, y el lenguaje utilizado es de un calibre poético que añade peso y profundidad a las emociones y conflictos presentados. En su monólogo, Don Pedro no solo debate sobre su situación actual, sino que también filosofa sobre la condición humana en general, lo que añade una capa de universalidad a su experiencia particular.
Un año y un día es una obra profundamente emocional e introspectiva que aborda cuestiones complejas de la existencia humana a través del prisma de un personaje y un ambiente ricamente dibujados. Es una invitación a reflexionar sobre la dualidad de la vida y la eterna búsqueda de equilibrio entre los opuestos que definen nuestra humanidad.