Dos veleros me dieron la historia... dos amigas (con sus fotos, cartas y diarios) el desenlace. Involucrarme en ella fue simple; mantenerme ajena..., imposible.
Ana Inés Camp
Un reencuentro casual entre dos amigas de la universidad y un viaje, bastante exótico, son el punto de partida para esta historia. Las nuevas confidencias (vuelta al pasado, chequeo de modus vivendi, playas de ensueño, ambas comprobarán que la amistad permanece inalterada. Sin embargo, y con la naturalidad de lo cotidiano, también irán descubriendo que son necesarios unos cuantos cambios en sus vidas. Casi sin querer hablarán de la felicidad, de los amores, y hasta de sus elecciones sexuales. Ayudadas (y alentadas) por ese interlocutor que funciona como un propio espejo, se habrán de animar (una a la otra; y luego individualmente, en sus silencios) a quitar toda máscara, todo resabio. En el trayecto (viaje como traslación en el espacio exterior y viaje como traslación en el aspecto interior) quienes las rodean se verán necesariamente afectados y deberán, a su vez, intercambiar roles (con ellas y consigo mismos).
Dueña de un estilo ágil, casi desprejuiciado, y con diálogos cercanos al guion teatral, la autora toma los hilos y va definiendo las secuencias. El distanciamiento entre ella y su material textual la coloca como simple cronista de algo que alguien más contó (y vivió). Esto agrega un matiz interesante y le permite abrir y cerrar secuencias, diluirlas, suponer (y nunca juzgar), rearmar el rompecabezas sin la necesidad de un tracto lineal o de un narrador con omnisciencia. Hasta tiene, por momentos, una postura cercana al lector (no conoce a sus personajes, se limita a raccontar, introduce su propio monólogo interior; es efectivo también el recurso de las fotos). Sin embargo, no hay dudas de que es ella quien va dirigiendo el relato y, a diferencia del lector, quien termina involucrada en el argumento de su propia novela. En su doble rol de relatora y personaje logra credibilidad y despierta nuestro interés, el deseo de saber cómo termina este asunto. Un plus agregado para quienes amen la navegación y los trayectos acuáticos, Ana Inés Camp conoce la materia, y se nota.
Buen comienzo para la narradora y para su primera novela. Sabemos que habrá otras. Y serán bienvenidas.
Ana Guillot