About the Book
Estamos acostumbrados a mirar la historia con los ojos de nuestro tiempo. Así, cuando vemos una casa como la quinta de la Magdalena, en Esteiro, Pontedeume, pensamos: bueno, eso fue obra de un indiano, que se fue a las américas y volvió con mucho dinero; gente privilegiada. Pero, en realidad, los hechos tienen otra muy distinta perspectiva. Agustín Tenreiro Fernández, que es el personaje central de este libro, era casi un niño cuando, para labrarse su futuro, fue empujado a la emigración. Sin conocer otro mundo que su pueblo natal y sus alrededores, sin tener otros conocimientos que el de escribir, leer y poco más. Pasó de estar bajo las faldas de su madre, a que su madre lo despidiese en el puerto diciéndole: "Adiós hijo mío, ya no te veo nunca más, adiós, adiós para siempre" y en el instante siguiente, encontrarse solo en medio del océano y a flote en unas tablas de madera, sin ver a su alrededor ni las montañas, ni el paisaje al que estaba acostumbrado, ni siquiera tierra, sólo el mar. Durante su segundo viaje a la Habana, Agustín decidió escribir su diario denominándolo "Vida Pública y Privada de Agustín Tenreiro Fernández natural de la villa de Puentedeume", quedó junto con otros escritos, agendas, cartas, etc. en su quinta de "La Magdalena", guardadas por su hermano Ramón María, heredero de la finca y luego por mi abuelo Antonio. Con dificultad, por la letra y por el paso del tiempo, me propuse reescribirlo, para que pasase a más generaciones, como algo curioso de la familia. Fui realizando el trabajo con dificultades para entender todo, ya que la caligrafía y el tiempo hace casi ilegible palabras y párrafos. Además, el documento no sólo contiene un diario como lo entendemos, con las cosas que pasaban y pensaba en el día, sino que se acompaña de numerosas poesías, escritas por él y otras de autores conocidos que le habían tocado el alma. También, incluye resúmenes de algunos libros, el más largo es "Para contraer matrimonio", copiando en su diario lo que más le llamaba la atención. Así que, conforme fui leyendo y reescribiendo su diario, me encontré poco a poco, metido en su mundo, en su alma, en el miedo de un adolescente viajando solo en medio del mar, sin tierra a la vista y dirigiéndose a un destino desconocido, apoyado solamente en la mano del hermano, con el que iba a trabajar y mas tarde, descubriendo un territorio muy distinto al suyo, natal y conocido. No cabe duda de que, en aquella época, La Habana era un mundo lleno de oportunidades que Agustín fue alcanzando, pero sin ahorrarse ningún esfuerzo intermedio. Todo esto, al joven Agustín, le llevo a idealizar su tierra, Galicia, donde estaba su madre y donde las personas eran más pobres, sí, pero más iguales y amigables. Para colmo, al enfermizo y desgarbado cuerpo de Agustín, le ganaron todas las enfermedades tropicales, hasta el punto de creer que moriría lejos de su terruño y sin poder volver a ver a su madre. Leyendo, me fui contagiando de sus sentimientos, dificultades, esperanzas y al final también de la ilusión por ver conseguido, en cierta medida, su sueño, eso sí, dejando en el camino muchas cosas, entre ellas a su madre.
Con todo, te das cuenta de lo equivocados que estamos al juzgar la historia con los ojos de nuestro mundo, del tiempo en que vivimos, simplificando y banalizando el sacrificio y sufrimiento de muchos hombres y mujeres que emigraron a otras tierras, para ganarse su futuro y el de sus familias. Todas estas reflexiones, sentimientos y aprendizaje que fui obteniendo en esta lectura, acompañado del trabajo bibliográfico de ponerlo en contexto, me han parecido que no debían quedarse solo en la familia y por ello, me he atrevido a publicarlo como libro, para que pudiera estar disponible para toda persona que tenga interés en conocer, de primera mano, la vida de un aventurero emigrante gallego, de Pontedeume, c