Si se piensa la noción de agresividad desde la teoría del significante se la piensa de una manera, y si se la piensa como un fenómeno se la piensa de otra.
Por eso que hemos dicho que no es la fenomenología de la agresividad, sino la tendencia a la agresividad, la que sólo a veces se manifiesta como agresión, siendo ésta la forma más simple de su manifestación.
La noción de agresividad es una tensión correlativa de la estructura narcisista en el devenir del sujeto, empieza con la formación del Yo y ya es permanente porque que en el mundo siempre va a estar el propio cuerpo. Cada vez que se implica el sujeto actúa su tendencia a la agresividad, por eso tiene que saber arreglárselas con ella, no terminar con ella, porque no se puede terminar con ella.
Hay una tensión agresiva, una tendencia agresiva como tensión, que no se puede evitar, que es algo irreductible e irresoluble, que sólo se puede solucionar entre otros, si acepto a los otros, ya que solo la sublimación edípica viene a solventar esta tensión, haciendo que se relativice y que forme parte de la producción de un sujeto.
La realización de la falta fálica es la que va a relativizar o a civilizar esa tensión agresiva, o sea, que se trata más bien de simbolizar el espacio, y no vivir en el espacio imaginario. Se tiene que simbolizar el objeto, el sujeto y el prójimo, y esa sería una dimensión temporal.
EDITORIAL GRUPO CERO ESPAÑA.
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