Seis adolescentes muestran su punto de vista dentro de las aulas: Laura, Lorena, Lola, Brais, Erica y Dano, tienen entre 15 y 18 años.

Es un grupo de jóvenes que representa una parte de la realidad, en la que estoy incluida. ¿Evoluciona el sistema educativo a la par con los estudiantes? Los adolescentes de este libro lanzan mensajes muy potentes y desafiantes al sistema educativo español.

Estamos siempre buscando la manera de solucionar el fracaso escolar, pensamos que el problema está en los jóvenes, sin mirar en nuestro interior. ¿Y si los conflictos nacen también de los adultos? Los adolescentes saben cuáles son los conflictos dentro de las clases y cómo cambiarlos. Solo tenemos que preguntarles, dejarles hablar y escucharlos. Los adultos siempre estamos criticando y rara vez ofrecemos soluciones reales.

-¿Quién escucha a los adolescentes?

-¿Qué piensan del sistema educativo?

-¿Cómo ven a los profesores?

-¿Les gustan las materias que estudian?

Estas son algunas de las preguntas realizadas a este grupo de jóvenes. Ahora es el momento de escucharlos. Pueden iluminar nuestros puntos ciegos. Decirnos qué es lo que no está funcionando en la enseñanza y conocer el origen real del fracaso escolar. Si estamos dispuestos a hacerlo, nuestra mentalidad solo podrá expandirse. El principio básico de este libro es la sinceridad. Sin tapujos ni vergüenzas, estos jóvenes comparten sus ideas de manera natural. Los profesores, padres y tutores, podrán entender mejor su estado anímico y comenzar a comunicarse con ellos de tú a tú. Saber de dónde nace tanta desmotivación.

Antes de iniciar las entrevistas con estos jóvenes, me sinceré con ellos, permitiendo así un ambiente de confianza. Fui etiquetada como una mala estudiante, vaga y despistada. Repetí 3 cursos, terminé los estudios, pero con mucho sufrimiento y esfuerzo. Copiaba, me hacía la enferma para no ir al colegio, falsificaba la firma de mi padre en las notas y en los exámenes... y aquí estoy. Con esta carta de presentación me mostré ante ellos. A partir de ahí todo fluyó y la experiencia fue muy enriquecedora. Disfruté mucho de las entrevistas y todos nos quedamos con más ganas de seguir hablando y compartiendo experiencias.

Este libro es para todos, pero también para mí. Haberlo escrito y publicarlo significa liberar un sentimiento profundo desde la niñez. Es como levantar la mano en clase y decir lo que pienso a través de estos seis adolescentes. También es una invitación a mejorar la comunicación.

Cuando educamos o queremos enseñar algo, si no cuidamos las formas en la comunicación con la otra persona, de poco nos va a servir todo lo demás. Puede que aprendamos mucha información o que adquiramos cierta conducta educativa, pero todo es más fácil y enriquecedor cuando creamos buenas relaciones entre nosotros. La clave está en conseguir un estado emocional lo más estable posible y generar interés por el mensaje que recibimos y ofrecemos, emisor y receptor en sintonía. Todo parte de esa premisa.