"30 Segundos" es lo que tarda Amadora Espinar en su libro para cautivarte y hacer que quedes "enganchado" en su trama, que es su vida, y en su gran lección de superación, de resiliencia y de fe.
A través del recorrido por su historia, Amadora te va a convertir en esa niña y en esa mujer que ella fue y vas a poder sentir ese miedo o esa humillación, esa a veces rabia, a veces tristeza que se plasman en el libro como imágenes de una película que quisieras que pasaran rápido por la crudeza de sus vivencias.
Son sus palabras y las respuesta a estas vivencias, lo que aún te maravilla más, esa parte en la que Amadora se convierte en su propia terapeuta y da un giro a cada argumento, a cada recuerdo, a cada afirmación, recordándose y recordándonos que somos lo que creemos, y que creamos lo que pensamos.
Por todo eso, este libro podría no ser una biografía, tampoco un libro de autoayuda o de técnicas terapéuticas. Diría que, sin quererlo, es una mezcla acertada en su justa medida, de esos tres ingredientes que lo convierten en una agradable sorpresa que te deja con ganas de más.
Escribir un libro es algo así como gestar un hijo, lanzarlo, algo así como un parto y observar los resultados, algo así como verlo crecer, madurar y seguir su historia. Todo esa magia, esa energía que hay alrededor de este libro, es lo que lo convierte en único, en particular y especial y me siento enormemente orgullosa de haber podido acompañar a esta "madre" y a este "hijo" en algún momento de esa gestación, así como una doula, dulcemente, con respeto y admiración. Gracias Amadora por haber confiado tanto en mí y hacerme sentir que este libro, en su esencia, lleva algo mío. Cual tía y sobrino.