Damián Valdés DillaDamián Valdés Dilla (La Habana, 1970) de niño dibujaba caricaturas e inventaba sus propias historietas. Dejó los estudios siendo un adolescente cuando empezaron los episodios de esquizofrenia y tuvo que buscarse la vida en lo que pudiera, aunque sin bandonar las artes plásticas. Trabajó el pirograbado, la talla en madera, la cerámica, hacía pinturas murales en las calles y collage. Incursionó en el género hip hop, se vinculó con el movimiento de grafiteros de La Habana y publicaba sus dibujos en la revista El Caimán Barbudo. Hasta que, en cierta ocasión, empezó a construir maquetas a gran escala de trozos de madera, que a modo de instalaciones representaban fábricas y bases militares. Luego le siguieron sus ensamblajes: esculturas de artefactos voladores que realizaba con cables, bolígrafos, pedazos de equipos electrónicos, juguetes y chatarra. Ante la dificultad para obtener materiales y almacenarlos, vinieron los dibujos a tinta de fantásticas ciudades. El ritmo de estas escenas urbanas se veía condicionado por el movimiento de automóviles, motos, autobuses, submarinos, tanques, helicópteros, globos dirigibles y aviones que en ocasiones eran parte de batallas y bombardeos. Al dibujarlas suele hacer efectos de sonidos con la boca. Es su manera de vivirlas, de sentirse parte del momento como un protagonista más dentro de un juego de guerra donde nadie muere. Sus obras están presentes en prestigiosas colecciones de art brut, entre ellas, la Colección Treger Saint Silvestre de Portugal y el Centro Pompidou de París. Read More Read Less
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